La hermana Rosa María del Carmen Álvarez Campa, conocida como la hermana Rosa o la “abuelita” de Georgetown, Delaware, se fue al cielo el miércoles 27 de febrero de 2019. Tenía 89 años.
La hermana Rosa nació en Cabranes, España, el 13 de julio de 1929. A los 5 años, su madre murió al dar a luz. Su padre estuvo ausente durante tres años cuando combatió en la Guerra Civil Española. La hermana Rosa y sus tres hermanos estaban dispersos entre parientes en la provincia española de Asturias. La hermana Rosa, cuidada por su abuela, recordaba lo mucho que extrañaba a su madre. Cuando la hermana Rosa tenía 15 años, se mudó a un internado dirigido por las Hermanas Carmelitas de la Caridad. Ella pagó su viaje limpiando y cocinando. Asistió al Colegio Santa Teresa en Infiesto, Asturias, España. Después de graduarse, se quedó con las Hermanas Carmelitas de la Caridad y se unió a la orden a los 22 años. Fue enviada a Stratford-upon-Avon en Inglaterra antes de mudarse a San Mateo, California, en 1961. En 1976, la Hermana Rosa se mudó a Washington D.C. Recibió el certificado de asistencia de enfermería y de ministerio hospitalario en Washington DC y un certificado de asociada pastoral de la Conferencia Católica de los Estados Unidos.
La hermana Rosa trabajó como capellán asociada en el D.C. General Hospital desde 1978 hasta 1981. Vio un creciente número de mujeres viviendo en las calles de Washington. La hermana Rosa, la hermana María Mairlot, la hermana Mary Marsdale y la hermana Maureen Foltz rescataron a mujeres de las calles y encontraron un lugar seguro para ellas. En 1981, las hermanas fundaron la Casa del Monte Carmelo, un refugio para mujeres sin hogar. Ese año, las hermanas conocieron a la Madre Teresa cuando visitó la Casa del Monte Carmelo. Durante muchos años, la hermana Rosa fue directora de la Casa del Monte Carmelo, dando la bienvenida a las mujeres, sirviendo alimentos, coordinando servicios, recaudando fondos y buscando donaciones de artículos para el hogar para el refugio. Fue reconocida en 1992 como la Washingtonian del Año por su servicio a las personas sin hogar a través de la Casa del Monte Carmelo. La hermana Rosa también fue honrada por su servicio a las personas sin hogar, con el Premio Internacional de Reconocimiento a la Vida y el Legado del Dr. Martin Luther King Jr. en Washington, D.C. En 1994, la Hermana Rosa se mudó a Georgetown, Del., para unirse a la Hermana Ascension Banegas y comenzar una nueva misión, para servir a la creciente población hispana. Mientras que la Hermana Ascensión ayudó a los recién llegados a orientarse en el proceso de inmigración, la Hermana Rosa ayudó a las mujeres embarazadas a acceder a la atención prenatal. Las hermanas pronto se unieron a la hermana María Mairlot, que servía a la comunidad hispana en la Iglesia Católica Romana de San Miguel como maestra de música, maestra de coro y profesora de religión. La hermana Francisca Mota se unió a las hermanas y fue educadora religiosa en la Diócesis Católica, miembro de la junta directiva de La Esperanza e historiadora de las Hermanas Carmelitas de la Caridad.
El sufrimiento de la infancia de la hermana Rosa se transformó en compasión por las mujeres y los niños que se sienten perdidos y solos. Ella entendió a los hombres y mujeres que habían huido de una Guerra Civil en Guatemala para venir a Delaware. Se aseguró que las mujeres tuvieran acceso a la atención prenatal y con frecuencia las acompañó durante el nacimiento de sus hijos. Ella desempeñó el papel de intérprete, traductora, conductora, defensora, secretaria, enfermera, maestra, madre y abuela. Cuando ella vio la necesidad, reclutó a otros voluntarios para ayudar a la comunidad. Ella fue una de las fundadoras y una de las personas que ha inspirado diversas organizaciones, como La Casita, el Centro Comunitario La Esperanza, el Centro de Atención Infantil Primeros Pasos, el Centro de Salud La Red, la Casa Gardenia y el Centro de Salud Rosa. La hermana Rosa tuvo un efecto tan profundo que muchas promotoras y trabajadores de campo que sirven a la comunidad hispana modelan su trabajo en el servicio de la hermana Rosa a la comunidad. Estas organizaciones y estos trabajadores continuarán haciendo la diferencia porque están inspirados por la humildad y el servicio de la hermana Rosa.
La hermana Rosa sirvió a la comunidad hispana como trabajadora social de atención prenatal de 1994 a 2017. Fue reconocida en 1997 por la Asociación Perinatal de Delaware por su trabajo con mujeres embarazadas. La Hermana Rosa fue honrada en 1998 por el Southern Health Services de la División de Salud Pública por su servicio como intérprete y mentora espiritual de madres y niños en la comunidad hispana de Georgetown. En 1999, la Hermana Rosa recibió el Premio Katherine Esterly Health Care otorgado por el Capítulo de Delaware de March of Dimes por sus contribuciones a la salud materna e infantil. La hermana Rosa fue reconocida como defensora de la comunidad en el año 2000 por el Estado de Delaware con el Premio del Gobernador al Voluntario Destacado. La hermana Rosa fue una de las tres mujeres galardonadas con el Premio Delaware Tomorrow 2000 otorgado por Family & Workplace Connection. La hermana Rosa fue una de las cinco personas en Delaware que recibió el premio Jefferson 2001 otorgado por el Instituto Americano de Servicio Público del News Journal por su dedicación a los pobres. También fue nominada y seleccionada como ganadora nacional. En 2001, la revista Delaware Today honró a la hermana Rosa como la Delawarean del Año. En 2002, el senador Tom Carper se puso en pie en el Senado para leer un homenaje a la hermana Rosa en el Registro Oficial del Congreso. En 2006, la hermana Rosa apareció en el documental “Estamos Aquí” producido por Teleduction. La hermana Rosa recibió el Premio Jefferson 2007 del Instituto Americano de Servicio Público de WBOC-TV. En 2010, la hermana Rosa recibió el galardón Founders Award de Nanticoke Health Services. La hermana Rosa también recibió el Premio Héroe de la Salud Infantil de la Fundación Healthy Delaware, el Premio de la Fundación Good Shepherd y el Premio Construyendo un Futuro. En 2015, la hermana Rosa fue invitada por el senador estadounidense Tom Carper, como su invitada distinguida, para acompañarlo al Capitolio de los Estados Unidos para el discurso del Papa Francisco en el Congreso. En 2017, Primeros Pasos bautizó a su guardería con el nombre de Hermana Rosa y Gonzalo Martínez.
No hay palabras para expresar el amor de la hermana Rosa por la comunidad de Georgetown y nuestro amor por la hermana Rosa. Ella nos enseñó lo que significa hacer la obra de Dios con su ejemplo y su amor incondicional para todos. La hermana Rosa vivió una vida de fe en acción y encarnó las lecciones que Jesús nos ha enseñado: amarnos unos a otros y servir a los necesitados. A la hermana Rosa la sobreviven su comunidad religiosa, sus hermanas Pilar y Ángeles, muchas sobrinas, sobrinos y miles de amigos y ahijados.
Una misa de funeral por la hermana Rosa Álvarez se llevó a cabo el miércoles 6 de marzo en la iglesia católica de San Antonio, 1029 Monroe St. N.E., Washington, D.C. El 6 de marzo fue Miércoles de Ceniza y el comienzo de la Cuaresma. Después de Pascua se celebrará una misa conmemorativa en San Miguel Arcángel en Georgetown y una celebración de la vida para la Hermana Rosa. La Esperanza ayudará a organizar estos eventos e invitará al público a asistir.
Fotos y Artículo por Allison Burris Castellanos.Texto editado por Patricia Rivera. Traducción por Revista Del Hispano.